Piensa en algo feo. Una acción a ser posible. Una acción que sea, a su vez, parte de una posible vida. Ordinaria. Pero ordinaria en el sentido de la rutina, lo que ves y vives todos los días. Tu vida, vamos. Tu vida es fea. No tienes ni quince años y vives solo. Bueno, solo, con tu hermano de un par de años menor, aproximadamente y las figuras paternas ausentes. Uno (el padre) porque no está. Otra (la madre) porque sí está (por momentos), pero casi mejor que no esté. Tu casa es un caos. Hay un bebé al que estás cuidando. Juegas a ser padre pero sin muñecos con un nuevo hermano. A los trece años, aproximadamente. Y te sale mal. Desde ahí, un millón de despropósitos que trauman tu vida, que la agolpan contra un muro de violencia, automutilación, marginación, soledad, culpa, alcohol y oscuridad. Así de feo pinta Submarino nada más empezar.