De pronto me arrepentí de haber llegado a esos extremos, con mi costumbre de analizar indefinidamente hechos y palabras. Recordé la mirada de María fija en el árbol de la plaza, mientras oía mis opiniones; recordé su timidez, su primera huida. Y una desbordante ternura hacia ella comenzó a invadirme. Me pareció que era una frágil criatura en medio de un mundo cruel, lleno de fealdad y miseria. Sentí lo que muchas veces había sentido desde aquel momento del salón: que era un ser semejante a mí. 


El túnel, Ernesto Sábato. 
































Muchacho con pipa (1905)
Pablo Picasso




















Dansa serpentina (1900)














Con diecisiete años, no puedes ser formal. 
¡Una tarde, te asqueas de jarra y limonada,
de los cafés ruidosos con lustros deslumbrantes!
Y te vas por los tilos verdes de la alameda.

¡Qué bien huelen los tilos en las tardes de junio!
El aire es tan suave que hay que bajar los párpados;
y el viento rumoroso -la ciudad no está lejos-
trae aromas de vides y aromas de cerveza.

Aventura (fragmento), Arthur Rimbaud.



















Su belleza me ahogó.