¡Ah, las flores! Espuelas de caballero, guisantes de olor, ramos de lilas; y claveles, grandes cantidades de claveles. También había rosas, lirios. ¡Ah, sí! Aspiró el dulce olor del jardín terrenal mientras hablaba con la señorita Pym, que le estaba agradecida y la consideraba amable, porque lo había sido tiempo atrás; muy amable, pero ahora parecía envejecida, moviendo la cabeza a izquierda y derecha, entre los lirios y las rosas y los ramilletes balanceantes de lilas, con los ojos medio cerrados, aspirando después del alboroto de la calle, el delicioso aroma, el exquisito frescor. Y luego, al mirar de nuevo, qué frescas parecían las rosas, como ropa blanca encañonada, recién llegada de la lavandería, y colocada sobre bandejas de mimbre; oscuros y recatados los claveles rojos, con la cabeza muy alta; y todos los guisantes de olor, saliéndose de sus cuencos, ligeramente violetas, blancos como la nieve, pálidos, como si llegara el crepúsculo y muchachas con vestidos de muselina salieran a recoger guisantes de olor y rosas después de que hubiera terminado el espléndido día de verano, con su cielo casi de color azul marino, sus espuelas de caballero, sus claveles, sus aros de Etiopía; y era el momento entre las seis y las siete cuando todas las flores -rosas, claveles, lirios, lilas- brillaban; blanco, violeta, rojo, naranja intenso; cuando todas las flores parecían arder con un fuego interior, suavemente, con gran pureza, en los macizos neblinosos.


La señora Dalloway, 
Virginia Woolf.













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01 Radiohead - Talk show host
02 Calexico - El morro
03 The Smiths - Asleep
04 Los Planetas - Corrientes circulares en el tiempo
05 Los Planetas - Nunca me entero de nada
06 My Bloody Valentine - Cigarette in your bed
07 Nick Cave & The Bad Seeds - Babe, you turn me on